¡Cómo no hablar de Fútbol!



Tengo unos recuerdos borrosos de los que no puedo comentar, de Argentina '78, sobre todo por no poder precisar si fueron realidades o fantasías.  Pero sí, me llego a acordar de mis primeros sueños futbolísticos como por ejemplo: la clasificatoria y los partidos a España '82.

En aquellos tiempos, tenía una TV en blanco y negro con antena de conejo (para los entendidos), en la que podía escuchar a Martinez Morosini u otros comentaristas de la época gritar y controlar con mucho profesionalismo su pasión por la Selección.  Mis padres aún jóvenes,  disfrutaban de salir con sus amigos treintones a reuniones futboleras.  Cuando ésto sucedía, yo me quedaba con mi hermanita dormida, mi abuela o mi nana, o ambas, pero con permiso de ver fútbol aunque siempre en esas instancias... solo.

No era hincha de nada que no fuera la Selección, entonces mi primer amor fue la blanquirroja, en privado, en mis inicios futboleros…  Nadie me inculcó como emocionarme, extasiarme y descontrolarme más que el frío aparato.  

Fui por primera vez al estadio con mis amigos a ver un Clásico cuando era época de los dobletes (dos partidos por jornadas).  Entonces, el partido previo había terminado 3-2 a favor de mi Selección la cual opacó el 0-0 de los famosos de fondo.  Ese día para mí fue inolvidable, estar ahí, en el campo mismo de la acción, sintiendo en carne viva la emoción del minuto a minuto, me marcó para siempre... Después todo es historia, se fueron creando sendos callos por los fracasos o casi fracasos (que al final tenían el mismo valor), pero a pesar de todo, nunca dejé, prácticamente masoquistamente, de alentar, gritar, insultar a los rivales, (aunque suene feo, pero es real).  Por algún motivo en cuestión al campo de juego, los hinchas creamos asperezas contra nuestros rivales del continente.

A lo que quiero llegar es que cuando juega Perú, sudo, tiemblo, grito, sufro, berreo... pero a diferencia de antes, ahora todo lo hago con respeto.  No sé si he madurado, pero al ser mis hijos mis compañeros actuales de pasión futbolera, disfruto igual o más mi pasión al compartirla con ellos.  Y aunque ya no grite como un desaforado como antes lo hacía, sino con más mesura y cuidado... la pasión, mi pasión sigue ahí, latente, la  siento, la vivo y transmito… 

Se dice que el fútbol crea en los hinchas un sentimiento parecido a cuando estamos enamorados y como el amor es eterno, se transforma, se renueva en esperanza e ilusión... Es por eso que al igual que millones de peruanos, tengo la esperanza que mis pequeños lleguen algún día a ver a mi Selección en un mundial.  ¡Vamos Perú!

Ernesto Polack.
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