El chocolate y yo tenemos un amor desde antaño.


"¡Pollito ven aquí!" decía mi tía Gilda cada vez que me quería invitar alguno de los bombones belgas, suizos o franceses que mi tío Claude traía de sus viajes por Europa. Yo apenas era un niño y ya comenzaba a diferenciar el sabor de aquellos a los chocolates nacionales que comía en esa época. Y es que eran deliciosos en sabor y textura y yo era un gordito tragón!

Al ir creciendo le perdí el rastro al chocolate, digamos que me fui más por lo salado y las comidas; muy dulcero no soy, pero el chocolate siempre estuvo presente.

Con el tiempo mi hermana menor Diana se fue a vivir a París, se casó con un francés y después de un tiempo ambos se mudaron a Bélgica.  Fue justo ella la que me hizo recuperar ese gusto imperdible por el chocolate. En sus visitas a Perú traía, casi de forma obligatoria, algún descubrimiento delicioso. Se volvió emocionante para mí imaginar qué nuevo y diferente sabor tendrían los chocolates que Dianita nos traería.  A la par, en esa época, ya se podía conseguir en Lima chocolates peruanos de buena calidad que de vez en cuando me ayudaban a esperar la próxima visita.

Mi experiencia con el chocolate evolucionó con el tiempo, le di cada vez más crédito al chocolate peruano, al chocolate orgánico, al verdadero chocolate.  Sin embargo desde que vivo en Pachacámac y abrí "El Pan de Ernesto", siempre imaginé vender pan de chocolate, sé que muchas otras panaderías lo hacen, pero mi idea era hacer la malacrianza que de chico hacíamos todos… pan francés con fudge!!!


Se dice que siempre hay algo nuevo que descubrir y es ahora que me doy cuenta lo mucho que me queda por aprender… probé varias fuentes, hasta que conocí a Luchi Narváez, chocolatera apasionada, ella se encargó de internarme en su esencia... el cacao, el cacao peruano, el cacao orgánico.

Lo demás ya lo conocen… es ahora, cuando la pasión por el cacao toma fuerza, no sólo por aprender más de sus formas, sabores y texturas, sino por ser parte de una cadena de valor a la que Luchi me invitó y que transciende:

Pan de chocolate, chocolate, pasta de cacao, agricultor, cacao y no más coca!!!

Si yo puedo contribuir a eso, el chocolate está más presente que nunca.

Ernesto Polack.
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